Pero no importa. Sostengo toda opinión emitida sobre esta canción que me parece genial, por su frescura y trascendencia, y por las capacidades vocales del intérprete.
Eso no implica que no reconozca que en vivo la ejecución dejó que desear. Exceso de nervios y de maquillaje, y una coreografía mucho menos efectiva que la de la final del Melodifestivalen, donde Robin renació de la repezca para, con el voto del jurado, robarse el triunfo y la oportunidad de ser el anfitrión en Malmö.
Y sí, la canción no gustó entre el público. Pero en Eurovisión, Robin encantó nuevamente a los jurados: si solamente ellos hubieran votado, Suecia habría obtenido el tercer lugar del festival. Y no el catorceavo que finalmente obtuvo por el escaso apoyo del público.
¿Quizá tengo gusto de jurado? No lo sé, pero esta canción me parece perfecta:
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